Comentario y entrevista por Jorge A Castillo
El sábado 30 de abril fue un día especial para la historia de la cultura en nuestra ciudad, Ica. A veces tan desprovista de nuevos aires, el grupo de danza y teatro, liderado por Jose Ruiz (director y guionista) realizó Conferencia Valdelomar, una obra de artes escénicas que mezcla distintos géneros que incluyen parlamentos, conferencias, danza, poemas, teatro e interacción con el público a quienes, justamente, los dejó boquiabiertos. Porque, si tuviéramos que rememorar a nuestro artista ilustre, Abraham Valdelomar, sin duda este sería un homenaje brillante. Didáctico, por momentos, juguetón y sensual por otros, infantil y tierno, pero a la vez también desenfadado y polémico. Valdelomar era así. No tenía miedo de incomodar y generar desenfado; en ese sentido, esta puesta en escena es brillante: honesta, sin pomposidad ni moralina, que otorga una dimensión viva, vibrante y conmovedora de la figura de Valdelomar que escapa a la imagen –de figurita y cartón— que a veces los iqueños más tradicionalistas nos quieren vender.

Así, al día siguiente, ya pasada la noche de celebración, me reuní con los integrantes del elenco para conversar sobre su trabajo. Ellos son Jose Ruiz (dirección y actuación), Jimena Acuña (producción), Sebastián Ramos (actuación), Andrés Bustamayta (luminotécnico) y Natalia Palacios (actuación). Fue una conversación larga que, por cuestión de espacio, no puedo ponerla completa, pero queda claro en el fondo su interés y sensibilidad para captar el espíritu del Conde de Lemos. La idea de esta entrevista es conversar sobre su trabajo, su génesis, los lados polémicos de Valdelomar, el llevar el homenaje a su tierra natal y la reacción del público. La conversa fue amena, pero sobre todo aleccionadora.
–¿Cómo surgió Conferencia Valdelomar?
Jose: Surge por mi fascinación por Abraham Valdelomar como artista, pero también por su vida polémica que leí de Luis Alberto Sánchez. Fue rupturista en su propia época, eso me fascinó. Tal vez por oposición porque en el colegio siempre lo estudias como si fuera una figurita de cartón y se dejaba de lado ese personaje complejo, difícil y bello.
–¿Cuál fue el proceso de creación de la obra?
Natalia: Jose ya tenía una idea dramatúrgica de la obra. Pero, en realidad fue un laboratorio y lo creamos los tres (Jose, Herbert y yo) y empezamos a investigar, a leer, a informarnos y en ese proceso de investigación de la vida de Valdelomar elegimos algunos momentos específicos, y en base a eso comenzamos a hacer improvisaciones del cuerpo y luego comenzamos a escribir la obra.
Jose: La escritura es con el cuerpo, ese es nuestro lenguaje; en ese sentido, hay una traducción corporal, física, de lo escrito por Valdelomar. Pero igual hay que ponerlo en papel porque se necesita un libreto, un orden. Hay una creación colectiva, desde el aporte individual de cada uno, pero a la vez hay una dirección, un orden y estructura. Y tenía, asimismo, textos sobre los que quería trabajar como la novela La ciudad de los tísicos o el relato “Vuelo de los cóndores”, entre otros. Pero más que los textos en sí de Valdelomar, lo que me interesaba reflejar era el propio proceso creativo de Valdelomar en sus conferencias y hacer, como lo hizo él, una obra itinerante.
Natalia: En ese sentido, la obra tiene una estructura que es, por una parte, las conferencias que se recoge lo que dice o dijeron de Valdelomar; y, por otra parte, las evocaciones o metáforas a través del cuerpo que hacemos a través de la danza y el cuerpo.

–También siento que en la obra hay un tinte educativo y aleccionador —en el buen sentido de la palabra— por las referencias bibliográficas o por poner en relieve algunos aspectos polémicos de la vida de Valdelomar como su homosexualidad o su consumo de drogas. ¿Fue intencional y cómo se fue dando?
Jose: Sí, fue adrede. En parte fue porque ya estaba algo cansado de la lógica del teatro, entonces quise escapar hacia otro formato. Voy a hacer una conferencia e incluir danza, teatro, todo ello. Valdelomar nos permitía ese flujo. Y también nos interesa llegar a otro público más joven, en ese sentido es educar en artes escénicas también.
Natalia: Nuestros intereses creativos siempre fueron bastante claros desde el inicio. Quisimos contar a Valdelomar con honestidad desde nuestro lado y la misma obra fue revelando sus propio juego, sus propias necesidades.

–Es que no es usual en Ica, siendo Abraham Valdelomar una figura central en la cultura iqueña, que se presenten obras teatrales que hablen de su figura.
Jose: Es un reto para nosotros, sobre todo hacerlo en la tierra donde nació. Además la obra está pensado para diversos espacios y áreas como una plaza pública que hicimos para la FIL ICA.
Jimena: Y funciona bien, con el público a un metro tuyo, solo que tenemos que ensayar previamente para conectar mejor.
–Es interesante también que en su puesta en escena haya una referencia constante al libro, al texto en sí, y en ese sentido puede ser interesante para aplicar a colegios, universidades.
Jose: Claro, y además el teatro y la danza permite una abstracción que no vas a ver en el texto de Valdelomar; entonces el aprendizaje es más amplio, de algún modo la obra te enseña a ver y aprender sobre danza contemporánea.
Jimena: Las referencias textuales se fueron dando luego de nuestras dos primeras funciones en Lima. Sentíamos que el público se quedaba un poco corto al no relacionarlo con el texto de Valdelomar, entonces decidimos incluirlo para hacerlo más didáctico.
Jose: Y también creo que es útil por otra razón. Creo que tratamos de revertir una de las carencias de la danza contemporánea que cree que todo el mundo ya conoce la obra, el texto; nosotros tratamos de darle un contexto aún mayor.
Natalia: Nosotros quisimos hacer una obra que sea para todos, no para gente especialista. Para la gente común, para la familia, que todos pudieran entenderlo. Y que además se cruce con la celebración del Bicentenario, el personaje como un homenaje al hombre nuevo.

–Otro tema importante en la puesta en escena es que hay como una variedad de géneros dentro de la obra en sí misma: una conferencia, una narración, danza, y otra parte humorística, y otra lúdica. ¿Todo esto fue pensado así?
Jimena: Sí, pero también improvisamos sobre la marcha. Por ejemplo, cuando un niño estuvo gritando o interviniendo porque no entendía la obra, o no sé, Sebastián encontró el momento para intervenir y de alguna manera callarlo sin ser incómodo.
Sebastián: Fue natural. Yo no estuve en el proceso creativo desde el inicio, yo me fui integrando… Y el niño que interpreto, por momentos, es un niño mío, muy particular y me gusta la idea de conectar con el público. Soy de la idea de que el público debe integrarse y participar en el momento, y creo que esta obra tiene esa posibilidad, puedes ver las emociones en el público y conectar con ellas al instante, y esa sensación se contagia al resto. Es algo muy emotivo.
Jose: Sin embargo, hemos respetado escrupulosamente citas textuales que nos sirven para transmitir algo que escapa a nuestro control, por ejemplo tomamos párrafos enteros del libro de Víctor Pacheco. Ese libro [Valdelomar, Víctor M. Pachecho, Biblioteca Abraham Valdelomar, 2018] fue muy importante para armar el guion de la obra.

–¿Y los temas que eligieron para representar a Valdelomar, sobre todo los más polémicos relacionados a su adicción a las drogas o su homosexualidad, por qué los eligieron o a qué se debió?
Natalia: Creo que son temas contemporáneos, vigentes, creo que a la sociedad les importa. Tampoco creo que hayamos tocado todos los temas puesto que Valdelomar es muy amplio, y la idea es que la obra vaya creciendo con el tiempo.
Jimena: Fue parte del proceso de creación también, fueron temas que fuimos conversándolos desde el inicio, qué temas conectan con nuestros propios intereses.
Natalia: Hay una escena muy especial: la escena de la hermanita, donde todos interpretamos a Valdelomar, y a la vez yo soy la hermanita a la que cargan y que habla desde la voz de Valdelomar. A mí me encanta esa escena.
Jose: Ese es el súmmun del arte contemporáneo, es posmoderno; pero a la vez la obra se inicia recitando Tristitia, el poema más conocido y recitado de Vadelomar. Y lo pusimos al inicio porque introduce y contextualiza bien desde dónde queremos partir y porque en esos versos están teñidos los temas de su obra que es onírica, azul, tierna.

–Otra cosa que me gustaría destacar es la figura de Valdelomar en la historia, ahora que estamos en celebraciones del Bicentenario patrio. Valdelomar vivió el primer Centenario de nuestro país, que era una época de vanguardia. Colónida era eso, un espíritu de cambio. Siento que hay algo de eso.
Jimena: Creo que desde el inicio estuvo presente la idea de pensar a Valdelomar desde el Bicentenario como un hombre nuevo que hacía todo y con talento…
Jose: Poeta, ensayista, periodista, dibujaba… A los 19 años…
Natalia: Es como mostrar a los peruanos todo lo que hacía un hombre con talento hace 100 años.
Andrés: El chachachá era el perreo de su tiempo… [Risas]. Un tipo que siempre estaba a la vanguardia.
–Tal vez Valdelomar puede ser vigente porque muchas de las cosas que se discuten hoy como la legalización de las drogas o los derechos de la comunidades LGTBI+ son cosas que, sin ese activismo actual, hace 100 años Valdelomar los encarnaba. No le daba miedo ser libre, no quería vivir encorsetado.
Natalia: Sí, claro, y hacía crítica social.
Jose: Valdelomar fue el primer Magaly [Medina, periodista social] de su tiempo.
Natalia: Vivía totalmente pleno las pasiones de un artista. No eran tibios. Tenía una visión expandida de la realidad.
Jose: Hermoso.

–¿Y les importó presentar su obra sobre Valdelomar en Ica? Aquí hay tantos valdelomarólogos…
Jimena: Sí, sabemos lo importante que es para Ica, y tal vez un poco de nervios, pero sobre todo emocionados por presentarnos aquí.
–Digo porque noté que en la primera fila había varios señores mayores como muy serios…
Jose: Sí, lo vi y pensé, uy, estos homofóbicos… Pero para nada, creo que todos estuvieron muy atentos y al finalizar la obra se acercaron a saludar y felicitarnos. Y creo que es también como lo presentas ¿no? Creo que si tomamos ese lado homosexual es también el lado humano de Valdelomar y lo hicimos en toda su dimensión, sin faltarle el respeto, sin ser de choque o rupturistas. Creo que es todo lo contrario: generar empatía y la responsabilidad de reflexionar sobre la condición humana.
–Claro, lo mismo cuando tocan ese tema de su adicción a las drogas que son como los temas “lados B” cuando se habla de Valdelomar, y también las infamias que recibió por su accidente fatal…
Jose: Es probable que Valdelomar saliera de esa reunión en la noche buscando un lugar para…
–Claro, para “lanzar” su pipazo de opio…
Jose: Seguro un lugarcito para fumar su vaina, y como todo estaba oscuro, se cayó… Agonizó dos días. Pobre.
Andrés: Es posible que haya sido así, pero también creo que hay muchos Valdelomares y cada uno lo interpreta también como quiere. Es posible que la Ica conservadora también tenga una lectura personal de ello.
–Sí, y es posible que la gente joven ahora tenga su propia lectura también…
Jose: Sí, porque está también el Valdelomar incómodo, medio choleador o gordofóbico… Y nosotros no hacemos una lectura moral de Valdelomar, es un humano y como tal tiene sus lados oscuros. En una segunda parte de esta obra me gustaría explorar esos otros lados, como cuando escribe sus discursos políticos que son fascinantes, te brotan las lágrimas de la emoción.
–Creo que también en una parte de la obra ustedes trataron de limpiar esa imagen infame que tuvo del deceso de Valdelomar en un silo… Y como el público respondió a esa escena casi inmediatamente.
Sebastián: Sí, y fue espontánea la reacción frente al público, no lo planificamos originalmente y me di cuenta que me seguían y me mandé con todo. Quedó bien.
–Sí, fue como una reivindicación frente a esa afrenta, quedó bien y el público respondió así. Me alegro, y para terminar: ¿cómo se sintieron en Ica, en la plaza pública, frente a tanto público?
Jose: Ha sido maravilloso participar en esta obra y reencontrarme en el teatro haciendo esta obra sobre Valdelomar en su tierra natal. Estoy feliz por eso, haciendo esta obra en una plaza pública con distractores y bulla de la calle, pero el público respondió increíblemente bien, estaban conectados y conmovidos. Estoy feliz y agradecido por ello.

[Opiniones de iqueños especialistas de Valdelomar cuya opinión solicitamos e iremos consignando cuando nos envíen]
Opinión de César Panduro (Ica, 1980. Profesor, escritor, especialista en Abraham Valdelomar): La obra de teatro me impresionó sobre todo por la comunicación con la gente. Una función de teatro en Ica por desgracia no es muy común. Fue al aire libre, en plena Plaza de Armas se acercó a la gente una obra que recrea con los mismos textos de Valdelomar su vida, amores, y cuitas de un ser polémico y renovador de la literatura e incluso del periodismo. La obra deja la duda al espectador sobre el uso de drogas y la homosexualidad de Valdelomar. (…) Eso no incrementa ni decrece su obra literaria ni pública, y creo que si la obra de teatro introduce ese tema es bueno discutir y dialogar si influyó en su obra literaria. (…) Valdelomar fue un hombre público y cumplió funciones congresales. Tener en el parlamento gente como él hoy en la política peruana es imposible. Fue un hombre de talento y escándalo, cercano siempre a la muerte, basta leer todos sus cuentos. Valdelomar ardió, la mayoría nos consumimos lentamente, en cambió él ardió. (…) En Ica, aún no hemos tenido otro personaje de su fuste ni de su pluma. Volviendo a la obra de teatro, conmueve sobre todo que la gente de a pie se haya quedado a verla y a disfrutarla. Y que el gran trabajo tanto de los actores como toda la puesta en escena haya sido valorado y aplaudido con mucho entusiasmo.