Una revisión y comentario crítico por Jorge A
La 5ta Feria Internacional del Libro de Ica (FIL ICA) terminó hace un par de semanas y me gustaría hacer una revisión crítica de algunos de sus aspectos para poder ponerlos en relieve, discutirlos y finalmente buscar la mejora. Seré breve, y antes de entrar a las partes más críticas, me gustaría iniciar por los aciertos.
Los aciertos de la FIL ICA 2022 son muchos y saltan a la vista fácilmente. Ica es una ciudad, que a pesar de tener un crecimiento económico sostenido, no tiene un público lector ni un mercado editorial grande o identificable. En esas condiciones, realizar una feria del libro de dos semanas de duración con gran asistencia de público, eventos públicos diarios, en la principal plaza de nuestra ciudad, en un ambiente acogedor y con una infraestructura armónica con el espacio público, con gran afluencia y participación de voluntarios por la cultura y las autoridades de nuestra ciudad, es algo sumamente destacable. Ica, a diferencia de otras ciudades importantes de nuestro país, no tiene una feria del libro importante o que sea parte de la agenda cultural ferial del país, hacerlo por quinta vez consecutiva, tiene un enorme mérito. No solo la Vendimia o la fiestas al Señor de Luren deberían ser las más visibles.
A propósito de esto, apuntemos un mérito y una crítica sobre este mismo hecho de organizar la feria: La FIL ICA en todas sus cinco versiones —las dos últimas, 2020 y 2021, de forma virtual— son organizadas por la Asociación Cultural El Conde de Lemos, una asociación sin fines de lucro que se encarga de difundir cultura en nuestra región, presidida por Leydy Loayza —periodista, escritora, gestora cultural— ha tenido una labora infatigable, junto a su equipo han buscado la manera de organizar esta feria sin apoyo decidido de las instituciones públicas locales que debieran estar liderando la cultura en nuestra ciudad, me refiero al Gobierno Regional de Ica (GORE), a la Municipalidad Provincial de Ica (MPI) e incluso la empresa privada. Aunque se consiguió un apoyo mínimo del MPI y alguna que otra empresa privada, el apoyo en general fue mínimo e insuficiente. Necesitamos —les exigimos— que el compromiso sea mayor y mejor; es decir, necesitamos que se involucren en el proceso de gestión, producción y dirección de la feria. Ciertamente, hay un equipo en la Asociación que lleva todo este trabajo, pero es insuficiente si no contamos con el compromiso decidido de nuestras autoridades. A veces no es solo dinero, ¿saben lo difícil que es conseguir un punto de luz en la plaza —donde hay una pileta con luces eléctricas—?, ¿saben lo difícil que es conseguir que Electrodunas nos preste atención y decida hacer las conexiones, o que Defensa Civil otorgue el visto bueno? Probablemente muchos de los que están detrás de los libros, no tengan idea del esfuerzo y desgaste mental que implica lidiar con todos esos trámites burocráticos. ¿Y la empresa privada? Ica es la segunda ciudad, gracias a la agroindustria, que aporta más al PBI nacional después de Arequipa; entonces ¿por qué las empresas agroindustriales, que facturan millones, no financian las distintas manifestaciones culturales en la ciudad? Es un tema pendiente y, a decir de lo que muchos nos damos cuenta, un tema espinoso y triste que en una ciudad que ha crecido económicamente, no ha desarrollado ciudadanía ni valores, porque la inversión en cultura ha sido nula. Tengo la impresión que realmente a los “iqueños puros” no les interesa realmente Ica.
La FIL ICA 2022 trajo más de 80 invitados en una plaza especialmente acondicionada —con sus defectos, ya hablaremos de ello— es un evento espectacular e inusual en nuestra ciudad: el expresidente Francisco Sagasti hablando con todos los iqueños de una manera cercana, íntima; sentidos homenajes a talentos iqueños como Abraham Valdelomar o Gregorio Martínez con música y brindis; la Casa de la Literatura Peruana, desde Lima, enviando una delegación de dos investigadores para explicarnos la potencia de Trilce, en la celebración de su primer centenario, de César Vallejo, y repartiendo gratuitamente libros del homenajeado; Alonso Cueto compartiendo su experiencia narrativa; los iqueñistas hablando de sus tradiciones, calles antiguas, sus iglesias o el profesor Juan Nimio Antezana historiando sobre la independencia en Ica; premios Copé de narrativa y poesía compartiendo su talento; dibujantes del talento de Miguel Det o Mario Molina, importantes en la historieta nacional, conversando sobre sus procesos creativos; autores y editores iqueños teniendo un espacio para compartir sus trabajos y sus sueños; shows de lectura infantil para niños y adolescentes, algunos venidos desde Lima que incluyen música como el show de los Hermanos Paz; en fin, la FIL ICA 2022 ha sido una fiesta del libro y la lectura durante dos semanas, eso es un mérito innegable.
Veamos ahora algunos puntos criticables. Tal vez un punto cuestionable fue no filtrar mejor lo que algunos stands vendían. La idea es equilibrar un poco entre la venta de libros de todo tipo y también traer editoriales de fuera donde su catálogo sea atractivo para nuestra ciudad. Aquí tuvimos más librerías que editoriales. Eso debe mejorar.
Hablemos de editoriales iqueños: se necesita más presencia de ellas en esta feria que promueve el ecosistema del libro iqueño, tengan espacio suficiente para exhibir sus libros, e incluso hay editoriales o autores que vienen de afuera a presentar sus libros y no tienen un espacio donde exhibirlos. Es necesario pensar en un espacio que puedan ocupar para que los lectores iqueños podamos conocerlos.
Hubo un problema con el auditorio, no fue el mejor sitio porque el aforo es insuficiente y a veces la bulla de las calles estropea una presentación. Tal vez una esquina de la Plaza sea mejor por el espacio y la ubicación. Es cuestión de ubicarlo mejor con la disposición de las autoridades municipales. En el mismo auditorio debió haber un cartel o una pantalla gigante de TV que anunciaran los eventos diarios. Hubo eventos con muchísima participación del público y otros donde la ausencia fue notoria, a pesar del interés que creo podría despertar en el público. Falta comunicar mejor los eventos, explicar, contextualizar e incentivar al público se interese en ello.
Justamente, en el aspecto de las presentaciones hubo poca participación de iqueños que acompañan a los autores venidos de fuera. Faltó mayor participación de autores, escritores o intelectuales iqueños, faltó mayor involucramiento de los intelectuales iqueños a que pudieran integrarse, vincularse con el libro y presentar al libro al autor. Un trabajo necesario. Sin ir más lejos, yo mismo participé en muchas mesas, la mayoría de ellas fueron previamente coordinadas por mí. Hay que distribuir mejor esas presentaciones, por ejemplo hizo bien la periodista Rosario Huayanca en presentar a su colega Carlos Paredes o que José de la Roca presentara a Eduardo Dargent o Harold del Águila a Ximena Renzo; esos casos, entre otros, fueron un acierto porque los presentadores iqueños tienen relación con los libros o los autores que presentan. No es suficiente traer ponentes o invitados de la capital —Lima no es el Perú—. Es necesario aumentar más la participación de provincias de todo el país, hecho que crece año a año en la feria.
En ese sentido, necesitamos que FIL ICA no sea solo un espacio de venta de libros, sino algo más, mucho más: necesitamos que los ciudadanos de Ica se vinculen con el libro y con la feria en sí, y para generar ese vínculo se necesita mediadores de lectura. Los mediadores de lectura son personas que generar un espacio ameno, interesante e inteligente con el que van a lograr un mayor conocimiento y empatía entre el texto y los lectores.
Hay un protagonismo, en cierto sentido necesario, de Leydy Loayza —directora de la feria—. Es bastante lógico, por otra parte, pues ella tiene sobre sus hombros el peso de la gestión y dirección de la feria, porque, por otra parte, ¿dónde están los escritores, editores, gestores culturales de Ica?, ¿por qué no tienen un protagonismo mayor o por qué no se vinculan más en la gestión de la feria? Es necesario ampliar el liderazgo de la feria y hacer que mayores personas estén directamente vinculadas con su desarrollo y gestión. Estas líneas son un cariñoso jalón de orejas para que nos vinculemos —escritores, editores, autores, narradores, poetas, artistas, gestores, lectores: incluso quitándole tiempo a nuestras actividades diarias— con la feria del libro porque es la única manera de cambiar las cosas en nuestra ciudad, tan necesitada de cultura, pero no como una pose intelectual, sino como gestores del cambio, para hacer de Ica la ciudad que buscamos. ¡Larga vida a la FIL ICA!